Por: Daniela Zumaeta
En los últimos años el término “transmedia” empezó a sonar con más fuerza, pero muchos aún no terminan de comprender a qué realmente se refiere este fenómeno. Este movimiento es una evolución fascinante que desafía las reglas y los límites de la narración tradicional, pero ¿De dónde salió y cómo se manifiesta actualmente?
La movida transmedia nace de la necesidad de contar historias de una manera envolvente e impactante. Se originó en el mundo del entretenimiento, donde las historias comenzaron a expandirse más allá de un solo medio. Es así que, en lugar de que la historia se quede solo en un libro o en una película, esta se expande a través de otros medios digitales como las redes sociales, los videojuegos o los pódcast.
Lo chévere de la transmedia radica en contar una historia de manera dispersa haciendo que cada medio se convierta en un fragmento vital de un rompecabezas narrativo. Los personajes pueden tener cuentas de redes sociales, las pistas de la historia pueden aparecer en pódcast, y los eventos pueden extenderse más allá de la pantalla a la vida real.
En este contexto, el pódcast se ha consolidado como una herramienta esencial dentro de los proyectos transmedia. La capacidad de transmitir historias a través del audio permite una conexión íntima con la audiencia. Los pódcast ofrecen una plataforma única para expandir tramas, revelar detalles adicionales y sumergir a los oyentes en la experiencia. La voz, la música y los efectos de sonido logran crear una experiencia inmersiva.
La transmedia ha transformado la manera en que experimentamos historias. Al extenderse por múltiples plataformas, la narrativa trasciende las limitaciones tradicionales y se convierte en una experiencia multisensorial. Es así como actualmente, el pódcast es un actor clave, brindando una dimensión única a las tramas transmedia y consolidándose como una herramienta indispensable en la narración contemporánea.