Por: Brenda Santiago

América Solidaria articula sus labores de responsabilidad social en todo el continente de la mano de cientos de voluntarios y empresas que se suman a la titánica labor de asegurar un derecho inherente a la infancia: la educación.
Una mañana cualquiera la rutina laboral del equipo de la Fundación América Solidaria varió por completo. Los miembros del directorio de un banco solicitaron acompañarlos a la zona de ejecución del proyecto social en el que trabajaban en alianza. En los buses camino a Ciudad Bolívar, uno de los gerentes miraba por la ventana atónito y articuló sin pensar: «Qué impresionante esto. Aquí la gente está saliendo al colegio…». La incertidumbre por no saber lo que les esperaba al llegar a la zona era razonable: cerca del 20% de homicidios totales de Bogotá procedían de ese lugar. Al detenerse la movilidad, Benito Baranda, fundador de la organización, respondió con un tono simpático: «¿Y qué esperabas tú dentro de Ciudad Bolívar? ¡Por supuesto, acá los niños van a la escuela!», mientras una avalancha de niños y sonrisas corrían a recibir a los voluntarios que llegaban con pelotas y juegos didácticos para la jornada.
La Fundación América Solidaria busca, desde su creación en 1998, superar la pobreza infantil en el continente americano promoviendo el intercambio de voluntarios profesionales de distintos países en las zonas que más lo necesitan. Una de sus características es que sus más de 1000 voluntarios han salido de su país de origen para poder llevar un impacto positivo a lugares que quizás nunca se imaginaron conocer.
«La mirada que se tiene de los demás condiciona cómo es la relación con estos. Convence a los privilegiados que lo que haces va a ir transformando la realidad de quienes no lo son. Muéstrales esa realidad, pero sin juzgar ni acusarlos de ser posibles culpables», reflexiona Benito Baranda desde su casa en La Pintana, una de las comunas más vulnerables de Santiago de Chile, recordando aquella mañana en Ciudad Bolívar durante el episodio 14 de Intervenarte Pódcast.
Benito Baranda es psicólogo, orientador y maestro. Es un activista social chileno. Su voz es una fuerte influencia no solo en la realidad chilena, sino en todo Latinoamérica.

RESPONSABILIDAD SOCIAL COMPARTIDA
Benito Baranda es consciente que las buenas intenciones individuales no logran impacto sin la participación e interacción de todos en conjunto: «La realidad no la cambias tú: la cambian las personas que lograste ayudar. Ellos multiplican el cambio con las nuevas generaciones a las que darán vida».
Acá es donde se articula también la participación de la empresa privada: el compromiso hacia sus empleados y la sociedad para mejorar la calidad de vida y las acciones que se llevan a cabo para lograrlo.
«El camino para transformar vidas implica que las organizaciones o los actores visiten la zona de impacto. Deben quitarse los prejuicios que pudiesen tener, tanto al ver hacia arriba como hacia abajo. Los resultados se dan cuando logramos movilizar más personas», apunta Benito Baranda en charla con el pódcast peruano, Intervenarte.
Y es que el impacto puede ser tanto económico, social o ambiental. El ser una empresa socialmente responsable tiene como beneficio mejoras en el ambiente laboral, así como un incremento de confianza de accionistas o posibles inversores y un mejor posicionamiento.
En el Perú, en el año 2019, 67 empresas obtuvieron el sello de reconocimiento a mejores prácticas en desarrollo sostenible y responsabilidad social de parte de la asociación Perú 2021, el primer portal de responsabilidad social del país. Sin embargo, según estudios de la Universidad Esan, tan solo el 5% de empresas aplica la responsabilidad social en sus gestiones. Esto a pesar que desde el año 2016 las empresas tienen que presentar un reporte anual de sostenibilidad ante la Superintendencia de Mercado de Valores.
El trabajo es arduo y nada sencillo, pero sumamente urgente. «Si tu mirada fomenta dignidad, te vas a relacionar de manera igualitaria y justa con los demás. Ésta condiciona no solo tu relación con el resto, sino también contigo mismo», reflexiona el fundador de América Solidaria.
Para escuchar el episodio “El propósito debe ser trabajar en lo imposible” da click aquí.